domingo, 17 de abril de 2011

Crónica de la Octava Jornada

El Camino no deja de darte lecciones, no sólo lecciones sobre primeros auxilios, tratamientos podológicos e incluso dietéticos, sino de ese otro tipo que luego se puede uno aplicar a otras circunstancias de la vida.
Esta mañana, soleada, como todas hasta ahora, caminábamos por los vértices de los montes, mientras veíamos los valles sumidos en una densa y algodonada niebla: un mar de niebla en la tierra interior. Luego fuimos descendiendo y nos sumergimos nosotros también en esa niebla. El efecto visual y místico no pudo ser mejor al encontrarnos con uno de los cruceros más antiguos del Camino, junto a un árbol venerable y después pasar por el cementerio de peregrinos. Sólo faltaba que apareciera la Santa Compaña. Por suerte, no apareció. Bastante susto tuvismos con la habitación del hotel de la noche pasada. La lección de este contraste climatológico es la siguiente. Muchas veces estamos rodeados de brumas, nos creemos inmersos en el peor de los tiempos posibles y los ánimos sucumben, como las plantas delicadas, ante la ausencia de sol. Y así nos quedamos. Jurando, renegando o suplicando que se acaba nuestra mala suerte, nuestro pésimo tiempo. Cuando es tan sencillo como salir un poco a las afueras de nosotros mismos y subir a la colina: allí está el sol, de verdad, abajo niebla, arriba soleado, sólo tenéis que esforzaros un poco.
Otra lección es la de llevar las cantimploras, pero llenas, porque te puede ocurrir, que un Domingo de Ramos, los bares que jalonan la ruta estén cerrados, como nos ha pasado hoy. A un paso de morir deshidratados. Por suerte, la cerveza acudió a socorrernos en el último momento.
Otra lección, a la altura del mejor de los Einstein, es que el espacio y el tiempo es relativo, porque a día de hoy, todavía no hemos conseguido saber cuántos kilómetros hay de un sitio a otro. Si preguntamos mil veces, mil distancias distintas nos responderán. Sobre el tiempo, la respuesta más aproximada que hemos obtenido de estas gentes es la de Giovani: depende del paso.
También comprobamos que la gente es muy discreta y celosa al comentar la hora en que piensa salir al día siguiente. Por lo general a nosotros nos trae al pairo, porque acabamos pasándolos a todos. Tan bien nos encontramos físicamente, como toros!
Ha comenzado a tronar, mañana nos espera lluvia. Menos mal, todavía no hemos estrenado nuestros ponchos y lo sentíamos por ellos, por no poder sacarlos siquiera del fondo oscuro de nuestras maletas.
Seguro que cambia el Camino con la lluvia, esperemos que no cambie nuestro humor. No debe cambiar, esa es otra lección, la de la superación de los propios límites, la de ignorar el dolor,... pero eso lo dejamos para otro día, tal vez.
Nos hemos sentido muy acompañados por vosotros en todo momento, también en los más duros, como anoche cuando nos cogió Luis, un taxista que no es que tuviera por costumbre beber, pero ya sabéis, con el partido, en el bar, unos cacharros, .... así que casi mejor vamos por el monte, porque estos cabrones de la Guardia Civil ponen controles por todos los lados, para cazarnos.... qué cabrones, eh! Hablábamos de vuestra compañía, bien, vamos a ver si llegamos a las 2000 visitas de aquí al miércoles. Ya sabéis que el martes nos recibirá, Dios mediante y si el tiempo lo permite, el Arzobispo de Santiago, si tenéis alguna petición para el Apóstol, no dudéis en confiarnosla, que nosotros con todo el cariño se la transmitiremos.
Y esto es todo por hoy. No olvidéis que si os encontráis en algún apuro o asunto turbio, no tenéis más que silbar.
Jesús, José Esteban y Óscar
Ps: atentos a La Voz de Galicia del martes.

Viva España

Entramos en Coruña, a tope tíos

Qué tranquilas quedamos cuando pasan los peregrinos

Que postal

Cementerio de peregrinos

Bajó la niebla

Hemos quedado junto al crucero con la Santa Compaña

Octavo día

Buenos días, Dani, nos quedan 77 Kilómetros